Uno de nuestros siete designados pendientes de TIA, Mr. Carlos Cupido ha estado enseñando en East Grand Preparatory desde 2015. Actualmente enseña matemáticas de octavo grado. Antes de llegar a Cityscape, Mr. Cupido enseñó para Dallas ISD durante siete años y antes de eso, enseñó cursos universitarios de matemáticas, estadísticas y marketing en México. El Sr. Cupido tiene una licenciatura en ingeniería industrial y una maestría en administración de empresas. Al enterarse de su designación pendiente de TIA, estaba orgulloso y feliz.
Cuando se le preguntó acerca de sus altas calificaciones en la evaluación T-TESS y MAP (crecimiento estudiantil), respondió “¡Me gusta enseñar!” Agregó: “Es muy importante disfrutar lo que haces. Me gusta transmitir conocimiento y asegurarme de que mis alumnos comprendan el contenido de la lección.” También admitió que para desempeñarse bien como instructor de aula, uno debe dominar su contenido. “Como ex ingeniero, conozco mi tema”, agregó. “¿Cómo se puede transmitir información a otros si ellos mismos no la conocen?”
Cuando se le preguntó qué consejo le daría a un maestro principiante, respondió: “¡Sé profesional! Te pagan por realizar un trabajo. Debes esperar lo mejor de ti mismo; sé responsable; tener resultados; y concéntrese en su trabajo con sus alumnos.”
Cuando se le pidió que compartiera lo que admira del Sr. Cupido, el subdirector de EGP, el Dr. Israel García, dijo: “Sr. Cupido es tan protector con su tiempo de instrucción porque quiere asegurarse de que cada uno de sus alumnos muestre crecimiento. Es un honor servir a un educador tan dedicado y apasionado”.
Finalmente, como nota personal, dicté un curso de español para el primer grupo de estudiantes de EGP que nos dejó (a fin de año) para la escuela secundaria. El Sr. Cupido y yo estábamos en el mismo equipo, ya que les enseñó matemáticas a esos estudiantes. Recuerdo haber visto al señor Cupido, muy duro y masculino, con lágrimas en los ojos cuando comenzó su despedida de fin de año. Y recuerdo haber pensado que ESTO define a un gran maestro: no solo preocuparse por sus alumnos mientras están dentro de las paredes de su salón de clases, sino también cuidarlos a medida que avanzan en la vida, con la esperanza de llevar su legado con ellos cuando se vayan.